Cómo el pueblo ecuatoriano frustró un golpe de Estado

domingo, 30 de septiembre de 2012

Cómo el pueblo ecuatoriano frustró un golpe de Estado
Escrito por Pedro Rioseco
30 de septiembre de 2012, 13:01Por Pedro Rioseco
pdte Correa durante el frustrado golpe de estado de sep 2010Quito, 30 sep (PL) Aquel día, hace hoy dos años, comenzó normalmente en Quito, pero la sorpresiva llegada del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, al principal regimiento policial capitalino puso pronto en evidencia un golpe de Estado en pleno desarrollo.
Como de costumbre, los niños y jóvenes fueron temprano a sus escuelas y colegios, los adultos a sus trabajos, el tráfico presentaba la congestión de todos los días, hasta que circularon las primeras noticias sobre la insubordinación policial.

Los principales medios de oposición y algunos que lideran la opinión pública desde posiciones objetivas como Ecuadorinmediato, desde el amanecer recibieron llamadas del comando policial para que reportaran una protesta que habría en el Regimiento 1.

Eso permitió al pueblo seguir en vivo los acontecimientos, a partir de la llegada de Correa a primera hora de la mañana y su enfrentamiento a cientos de policías armados insubordinados que aislaron su vehículo del resto de la comitiva que le acompañaba.

El detonante manipulado fue la aprobación por la Asamblea Nacional el 29 de septiembre del 2010 de la Ley Orgánica de Servidores Públicos, que equiparaba los sueldos de todos ellos y retiraba beneficios adicionales, incluidos los bonos que por ascensos recibían militares y policías.

Miembros y algunos oficiales de la Policía Nacional iniciaron el 30 una protesta en la capital y Guayaquil, suspendieron su jornada de labores propiciando los saqueos de comercios, bloquearon carreteras e impidieron el ingreso a la Asamblea Nacional.

A esto se sumaron elementos de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, que usando sus cuerpos como barrera, bloquearon la pista del capitalino Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre, como parte del llamado a huelga nacional policial contra la Ley de Servicio Público.

Correa, al llegar al Regimiento Quito 1, intentó explicar a los sublevados que la ley los beneficiaba con sustanciales aumentos de sueldo, pero no lo dejaron hablar, fue agredido con una bomba de gases lacrimógenos que la explotó casi en la cara y el país se dio cuenta de que enfrentaba una grave crisis.

El Presidente fue apartado con dificultades del tumulto por su escolta y llevado casi en andas hacia el hospital del cuerpo de policía al lado mismo del Regimiento y bloqueada la posibilidad de que fuera evacuado por helicóptero. Estaba secuestrado.

Una vez recuperada la respiración por los gases, su guardia y acompañantes lo protegieron en el tercer piso del hospital de quienes intentaron penetrar a la fuerza e incluso le dispararon por la ventana y desde allí el mandatario declaró un estado de excepción.

Ya enterado el país, en la capital muchos centros suspendieron las clases y los padres acudieron presurosos a retirar a sus hijos, se paralizó el transporte público y los taxis también prefirieron dejar de circular ante el caos impulsado por grupos policiales armados.

Ante la falta de organizaciones de bases del gobernante Movimiento PAIS y en medio de la confusión reinante, agudizada por informaciones de medios opositores que magnificaban la protesta, el pueblo comenzó, espontáneamente, a movilizarse hacia el lugar.

Desde el hospital donde lo mantenían secuestrado y bajo el fuego de francotiradores, alrededor del mediodía Correa ordenó a las Fuerzas Armadas ocupar las calles, argumentando que un golpe de Estado se estaba llevando a cabo y responsabilizó a la oposición.

Dispuso además una cadena nacional, con base en el canal público Ecuador TV, para mantener informada a la población, y en las primeras horas de la tarde líderes de Alianza PAIS, con el Canciller Ricardo Patiño al frente, convocaron al pueblo a rescatar a Correa.

El oeste capitalino, donde se encuentran el Regimiento Quito y el Hospital Policial, permanecían tomados por policías insubordinados, quienes disparaban y agredían a cientos de manifestantes civiles que exigían la liberación de Correa, e incluso hirieron al ministro de Relaciones Exteriores.

Alrededor de las nueve de la noche, policías fieles del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y soldados del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) iniciaron una incursión militar en el hospital para sacar de allí al Presidente, bajo el fuego constante de francotiradores.

En medio de un tiroteo que duró más de 20 minutos, transmitido en vivo por la televisión nacional, fue rescatado Correa e introducido en un vehículo que recibió cinco impactos de bala, una de las cuales mató a uno de sus escoltas.

La televisión, ante el asombro y la indignación popular, mostró en vivo la muerte del ecuatoriano que protegió con su propio cuerpo la vida del mandatario ante el fuego de quienes luego plantean que nunca hubo intento de golpe de Estado ni de magnicidio.

En la Plaza de la Independencia la población permaneció congregada, combativa y en guardia hasta que su Presidente apareció en el balcón del Palacio de Carondelet para informar que el golpe había sido derrotado y el pueblo había salvado la democracia en Ecuador.

Aquella mañana, que amaneció tranquila, se recuerda cada día por millones de ecuatorianos que reclaman el fin de la impunidad de los golpistas y sus instigadores, quienes aún hoy continúan conspirando. FUENTE PRENSA LATINA

Author: HONDURAS UN PUEBLO UNIDO

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