A dos años de ser asesinado por la dictadura, ¡Isis Obed vive!

miércoles, 6 de julio de 2011

A dos años de ser asesinado por la dictadura, ¡Isis Obed vive!

Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Un proyectil militar apagó una vida en La Resistencia el 5 de julio de 2009. Ese día, el ejército reprimió con balas y bombas lacrimógenas a los miles de hondureños reunidos en el aeropuerto de Toncontín, al sur de la capital, para recibir al ex mandatario Manuel Zelaya Rosales.
El Presidente, depuesto por las armas una semana antes, volvía al país tras obtener el apoyo internacional, sin embargo, el dictador Roberto Micheletti instruyó a la Dirección de Aeronáutica Civil no permitir el aterrizaje de la nave en que viajaba.
Cuando la multitud vio que la aeronave se acercaba, corrió a apostarse en la valla de protección de la parte sur de la pista. Entonces los soldados dispararon balas reales y granadas irritantes.
Entre la gente estaba Isis Obed Murillo Mencía, de 19 años, junto a su padre, David Murillo, que es pastor evangélico, y tres de sus 11 hermanos.
Durante las ráfagas, Isis Obed recibió un disparo de M16 de los soldados. El impacto fue en la cabeza acabando con la vida del joven, ante la agobiada mirada de los manifestantes.
JOVEN EJEMPLAR
Nacido hace 19 años (el 19 de abril de 1990) en Guayape, Olancho, Obed residía junto a su familia en la colonia Villeda Morales, de Comayagüela.
Amigos y familiares aseveran que fue un joven sensible al dolor ajeno y presto a colaborar cada vez que fuera necesario.
De niño encontró en el hogar los ideales en pro de las causas justas y oponerse a la injusta desigual distribución de la riqueza, que reproduce hambre en la mayoría de hondureños (de 8 millones del total de habitantes, cinco millones transitan bajo la línea de la miseria y pobreza).
El equipo periodístico de EL LIBERTADOR hace dos años viajó hasta la comunidad de Guayape, departamento de Olancho, a unos 140 kilómetros de Tegucigalpa, para acompañar a la familia en el sepelio.
“Era un muchacho amable, sano, luchador y carismático. Siempre estuvo dispuesto a quitarse la camisa por un amigo”, recordó en esa ocasión entre lágrimas y tristezas Silvia Mencía, madre del joven.
Y cuestionó: “A los hijos de los ricos que andan protestando por lo ilegal los protegen, mientras que a nosotros nos agreden y lo peor es que ahora me han quitado a mi hijo”.
El muchacho era el sexto de 12 hermanos y estudiaba segundo curso de ciclo común en el instituto “21 de Febrero”, de la capital. Por las tardes trabajaba en la bodega de un supermercado.
Obed estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por sacar adelante a la familia, sostuvo Christian, uno de los hermanos Murillo Mencía.
Con el rostro deslucido y todos los recuerdos en sus ojos, comentó: “Juntos construimos la casa, que es de adobe. La pudimos hacer con los pocos lempiras que ahorré”.
LA CAUSA LO LLAMÓ
El domingo 5 de julio de 2009, Isis Obed se levantó para ir junto a su familia a la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán” y, de ahí, partir con miles de compatriotas para el aeropuerto Toncontín, donde aguardarían por Zelaya y, con él, la esperanza de crear una Constitución de la República acorde a la realidad del país.
Con el paso de las horas, aumentaba la ansiedad por el retorno del ex mandatario que se acercó al pueblo, con el que Obed se había identificado. Lo que el joven quizá nunca imaginó es que una bala de los golpistas le quitaría la vida.
Es una lástima, pero la historia confirma que las batallas de los pueblos por librarse de los opresores han sido escritas con sangre.
A dos años del asesinato de Isis Obed, familiares y amigos reclaman justicia, ya sea divina o terrenal, para que este crimen no quede impune.
El llamado es para la comunidad internacional porque el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 sólo ratifica que el Comisionado de los Derechos Humanos, Ramón Custodio López; el pleno de la Corte Suprema de Justicia; el Fiscal General y Adjunto, Luis Rubí y Roy Urtecho, respectivamente, se han plegado a los intereses de la gran empresa.
Al ofrendar la vida, Isis Obed dio ejemplo de amor a la Patria, ese del que hablaban los abuelos y por el que murieron los independentistas, para legar a las generaciones venideras un país donde se pueda vivir y morir con dignidad  CORTESIA EL LIBERTADOR

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