Proceso de destrucción de AK-47 por parte de la policía fue una farsa en el gobierno de Maduro
voselsoberano.com | Viernes 11 de Noviembre de 2011 20:36
Todo parece indicar que las armas de grueso calibre que la ciudadanía entregó a la Policía en el gobierno del expresidente Ricardo Maduro, no fueron destruidas.
Eso a todas luces genera sospechas del paradero que pudieron tener cerca de 3,000 AK-47 que se entregaron a la Policía en 2003, por lo que EL HERALDO se pregunta ¿dónde están las armas?
Julieta Castellanos, rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), contó que ella fue testigo que la Policía no destruyó las armas, que pretendió engañar a las Naciones Unidas entregando armas en desuso y en mal estado. Todo fue una farsa, señaló.
La Unidad de Investigación de EL HERALDO expuso el jueves pasado que se desconocía el paradero de esas 3,000 AK-47 y que se temía que hayan sido sustraídas o robadas de las bodegas de la Secretaría de Seguridad, como ha ocurrido con armas de reglamento y de uso exclusivo del Estado
Policía engañó al PNUD
Castellanos relató que en 2003 trabajaba para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ella participó del proyecto de destrucción de armas en poder de la Policía, que a su vez había recibido de la población.
En ese entonces se firmó un convenio entre el PNUD y la Secretaría de Seguridad para que las Naciones Unidas proporcionara el dinero que se daría a la población en concepto de recompensa a cambio de sus armas prohibidas.
El decreto aprobado en la administración Maduro contemplaba un pago de mil lempiras por cada arma AK-47, M-16, Fusiles Automáticos Ligeros (FAL), subametralladoras UZI y ametralladoras M60.
La rectora comentó que se hizo un único desembolso de un millón de lempiras para que hicieran la compensación a las personas que entregaran las armas.
"Ellos (la Policía) tenían que darnos las armas para que Naciones Unidas las destruyera, y vino personal de Ginebra, Suiza, para el proceso de destrucción, pero cuando fuimos a las bodegas de la Policía en Casamata nos entregaron pedazos de armas, no eran las armas que había entregado la población", denunció.
En ese sentido, crece aún más la tesis de que las AK-47 corrieron la misma suerte de las armas de reglamento que se robaron de las bodegas del escuadrón Cobras y de la Dirección Nacional de Servicios Especiales de Investigación (DNSEI) en 2007 y 2011.
EL HERALDO consultó el miércoles pasado a la viceministra de Seguridad, Coralia Rivera, sobre las AK-47 y dijo que no tenía muy claro si esas armas aún estaban en poder de la Policía, aunque recordó que en su gestión como directora de la Policía Preventiva se desmanteló un lote de ese armamento.
Destrucción fue una farsa
Luego que la Policía pretendiera engañar al PNUD, entregándole pedazos de armas, ese organismo decidió suspender el convenio de apoyo económico hacia la Policía para que pagara la recompensa por las armas.
"El PNUD paró la destrucción de armas porque era hacerse parte de una farsa porque no estaban entregando las armas que la población devolvía, sino las que estaban en estado de deterioro y que no funcionaban", señaló Castellanos.
La Policía nunca entregó un informe sobre la cantidad e identificación de personas a quienes se les había pagado por sus armas de grueso calibre. Eso impidió que el PNUD hiciera un segundo desembolso de dinero para seguir otorgando recompensa.
"Se acordó parar ese proceso de ayuda para la destrucción de armas, estamos hablando del año 2004, esto fue una política y un proyecto del expresidente Ricardo Maduro", amplió la rectora de la UNAH.
Para el diputado del Congreso Nacional, Rolando Dubón Bueso, la Policía debe dar una explicación lo antes posible del paradero de esas armas. El parlamentario considera inaudito que ninguna autoridad de la Secretaría de Seguridad dé cuenta sobre esas 3,000 AK-47.
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