La contrata de la ENEE con Wesport Finance
voselsoberano.com | Viernes 18 de Noviembre de 2011 09:31
Editorial Diario Tiempo
La aprobación legislativa de la contrata de la ENEE con Wesport Finance pone de relieve el desconocimiento del congreso nacional a la opinión pública y al sector empresarial, que se han opuesto por considerarla onerosa al interés nacional.
Esa contratación de 100 megavatios (en voz baja se habla de 150 megavatios), por 1,600 millones de lempiras, ratificada por el Ejecutivo en consejo de ministros, han tratado de justificarla a título de emergencia, aunque la duración del contrato se extiende a largos dieciséis años.
A pesar del escándalo que ha provocado el “contrato de emergencia”, hasta ahora la gerencia de la ENEE ni el Ejecutivo ha desvelado las interioridades de esa negociación, rodeándola de misterio y con aureola de corrupción.
En el mar de especulaciones que ese comportamiento de la gerencia de la empresa estatal y del Ejecutivo ha generado, se tejen diversas sospechas, a cual más vergonzosa, que no hicieron mella en el ánimo del gobierno, siempre dispuesto, como se dice, hasta las últimas consecuencias.
La comparecencia del gerente de la ENEE ante la asamblea legislativa para justificar el contrato de energía “sucia” no fue convincente, precisamente porque no supo explicar la emergencia de dieciséis años ni el misterio que encierra.
Sin embargo, eso no fue óbice para que la asamblea legislativa aprobara esa contrata, con 88 votos a favor, 39 en contra y una abstención. Como había circulado en los pasillos del Legislativo, la votación a favor contó con el expediente del voto de diputados suplentes.
La preocupación y el desencanto por estas actuaciones del Ejecutivo y el Legislativo son totales. Abarca a los empresarios y al común de los consumidores, a toda la población. El costo de esa energía es la más cara del mundo, y, por lo tanto, afecta a los productores porque reduce ruinosamente sus posibilidades de competencia en los mercados. También acrece el costo del servicio al resto de los usuarios.
No se entiende, entonces, el por qué de tanta determinación para realizar una contratación al margen de las normas establecidas en la Ley de Contratación del Estado. Tampoco se entiende el empecinamiento en ignorar los análisis técnicos que sitúan el problema en fallas de mantenimiento y en las redes de distribución de la energía.
Está claro, entonces, que la solución no es la compra de más electricidad “sucia” porque existe suficiente capacidad instalada en la ENEE para abastecer, con largueza inclusive, la demanda nacional. Se trata, por lo tanto, de atender cuanto antes las fallas apuntadas por los técnicos y el sindicato de la ENEE, algo que se conoce desde hace bastante tiempo.
El congreso nacional ha dicho la última palabra sobre esta escandalosa contratación, y reitera el irrespeto que le merece la opinión pública y la opinión calificada de expertos en la materia. El Legislativo pondera así que el interés nacional ha de estar subordinado al oportunismo político. CORTESIA VOS EL SOBERANO
La aprobación legislativa de la contrata de la ENEE con Wesport Finance pone de relieve el desconocimiento del congreso nacional a la opinión pública y al sector empresarial, que se han opuesto por considerarla onerosa al interés nacional.
Esa contratación de 100 megavatios (en voz baja se habla de 150 megavatios), por 1,600 millones de lempiras, ratificada por el Ejecutivo en consejo de ministros, han tratado de justificarla a título de emergencia, aunque la duración del contrato se extiende a largos dieciséis años.
A pesar del escándalo que ha provocado el “contrato de emergencia”, hasta ahora la gerencia de la ENEE ni el Ejecutivo ha desvelado las interioridades de esa negociación, rodeándola de misterio y con aureola de corrupción.
En el mar de especulaciones que ese comportamiento de la gerencia de la empresa estatal y del Ejecutivo ha generado, se tejen diversas sospechas, a cual más vergonzosa, que no hicieron mella en el ánimo del gobierno, siempre dispuesto, como se dice, hasta las últimas consecuencias.
La comparecencia del gerente de la ENEE ante la asamblea legislativa para justificar el contrato de energía “sucia” no fue convincente, precisamente porque no supo explicar la emergencia de dieciséis años ni el misterio que encierra.
Sin embargo, eso no fue óbice para que la asamblea legislativa aprobara esa contrata, con 88 votos a favor, 39 en contra y una abstención. Como había circulado en los pasillos del Legislativo, la votación a favor contó con el expediente del voto de diputados suplentes.
La preocupación y el desencanto por estas actuaciones del Ejecutivo y el Legislativo son totales. Abarca a los empresarios y al común de los consumidores, a toda la población. El costo de esa energía es la más cara del mundo, y, por lo tanto, afecta a los productores porque reduce ruinosamente sus posibilidades de competencia en los mercados. También acrece el costo del servicio al resto de los usuarios.
No se entiende, entonces, el por qué de tanta determinación para realizar una contratación al margen de las normas establecidas en la Ley de Contratación del Estado. Tampoco se entiende el empecinamiento en ignorar los análisis técnicos que sitúan el problema en fallas de mantenimiento y en las redes de distribución de la energía.
Está claro, entonces, que la solución no es la compra de más electricidad “sucia” porque existe suficiente capacidad instalada en la ENEE para abastecer, con largueza inclusive, la demanda nacional. Se trata, por lo tanto, de atender cuanto antes las fallas apuntadas por los técnicos y el sindicato de la ENEE, algo que se conoce desde hace bastante tiempo.
El congreso nacional ha dicho la última palabra sobre esta escandalosa contratación, y reitera el irrespeto que le merece la opinión pública y la opinión calificada de expertos en la materia. El Legislativo pondera así que el interés nacional ha de estar subordinado al oportunismo político. CORTESIA VOS EL SOBERANO
