Mensaje de la 36 / Escándalos del Vaticano y la lucha por el poder de la iglesia

miércoles, 29 de agosto de 2012


Mensaje de la 36 / Escándalos del Vaticano y la lucha por el poder de la iglesia

Edición / EL LIBERTADOR
Vaticano. “El ‘Cuervo’ tenía un cheque español” “Un talón de 100.000 euros de la Universidad Católica de Murcia, entre los objetos robados”
Según comenta el diario madrileño El País cada año, con motivo del Óbolo de San Pedro, José Luis Mendoza se acerca al Papa. Acude desde hace 15 años a entregar un cheque que la Iglesia debe destinar a los pobres. Eso hizo el pasado 26 de marzo en La Habana, durante la visita de Benedicto XVI a Cuba. “Esta vez no pude ver al Santo Padre, que llegaba al día siguiente, y le entregué el cheque en un sobre cerrado al nuncio de Su Santidad”, cuenta por teléfono. Mendoza, de 62 años, casado y con 14 hijos, que ha levantado una poderosa universidad católica en Murcia, recuerda que él mismo redactó el talón: “Lo escribí yo. Está a nombre de ‘Su santidad el Papa Benedicto XVI, Óbolo de San Pedro”.
Para este miembro del Camino Neocatecumenal los Kikos, 100.000 euros es una cantidad modesta. Desde que hace en 1997 comenzó con la práctica, asegura que ha donado “unos 8.200 millones de pesetas”, casi 50 millones de euros, a “la Iglesia y los pobres”.
La Universidad Católica de San Antonio, en Murcia (UCAM), siempre ha presumido de tener línea directa con el papa Ratzinger. “Mi mujer y yo somos consultores del consejo pontificio para la familia. Y sí, hemos estado bastantes veces con él, que vino a Murcia antes de ser Papa. Es un regalo de Dios conocerle de cerca”, explica este hombre afable. Fue en el precioso monasterio del siglo XVIII que la Universidad tiene por sede en la huerta de Murcia donde en 2010 el obispo colombiano Darío Castrillón implicó a Juan Pablo II en el encubrimiento de pederastas.
Abierta en el curso 1997,1998, esta universidad propiedad de la fundación que preside Mendoza ha crecido sin parar y tuvo el año pasado 13.000 alumnos. El centro no conoce los recortes que azotan a la pública. En su camino, y siempre con apoyo del Vaticano, se ha enfrentado incluso al obispo de la diócesis y a la Universidad pública. Ganó siempre.
Juan Antonio ReigPlà, durante años obispo de Cartagena, intentó controlar la universidad. Consideraba que no podía estar en manos de laicos y que la tutela debía ser suya. Pero Mendoza se opuso y se enfrentó a él abiertamente. Da prueba de su poder que ReigPlà fue trasladado a Alcalá de Henares en 2009, en pleno conflicto.
También la Universidad de Murcia intentó, sin éxito, frenar la expansión de un centro que recuerda a la Universidad de Navarra, del Opus Dei. La UCAM fue sumando titulaciones. La más polémica la consiguió recientemente: Medicina, que impartirá a partir de este curso para “formar médicos en los valores del cristianismo. En contra de la cultura de la muerte, la eutanasia y el aborto”. La matrícula ronda los 9.000 euros. El consejero de Universidades de Murcia, José Ballesta, fue durante años rector de la Universidad pública y un firme opositor a la UCAM. La comunidad de Murcia, del PP, llegó a poner anuncios en prensa contra el centro. Ello no ha impedido la victoria de Mendoza y de su centro privado.
Mendoza es uno de los hombres más poderosos de Murcia. Nacido en Cartagena hace 62 años, estuvo con su mujer de misionero en la República Dominicana entre 1990 y 1993. “Me fui con ocho hijos y volví con 11. Vivíamos en zonas muy pobres y dormíamos bajo mosquiteras sin agua ni luz. Allí vi. lo que hacía la Iglesia con el Óbolo de San Pedro y decidí que cuando pudiera contribuiría”. Ha dejado en herencia todas sus propiedades a la Iglesia. Ahora prepara ahora una universidad en Cuba y otra en Roma.
Mendoza ignoraba que su talón estuviera en manos de El Cuervo. Pero aclara: “El cheque ha sido cobrado”. Sobre si son estos cheques los que engrasan su relación con Roma y le dan tanto poder, sonríe: “Eso es que la gente habla. Yo solo cumplo con mi obligación de cristiano de ayudar en función de mis posibilidades”.Ahora se conoció que el mayordomo del Papa será juzgado por robo de documentos junto a un cómplice. Un informático colaboró con Gabriele en el robo de documentos del Vaticano. El juicio se abrirá en el otoño europeo y el acusado afronta una pena de seis años.
Paolo Gabriele irá a juicio. El mayordomo de Benedicto XVI, a quien el Pontífice solía llamar familiarmente Paoletto, será procesado por el robo con agravantes de documentos secretos de la Santa Sede. Ahora bien, no se sentará solo en el banquillo porque el juez instructor del Tribunal de Estado vaticano, Piero Antonio Bonnet, pide que también sea juzgado Claudio Sciarpelletti, un programador informático de 48 años empleado en la Secretaría de Estado de la Santa Sede. El delito del informático se refiere a que supuestamente ayudó a Paolo Gabriele en el tráfico de documentos. Estas son las principales novedades que cierran la fase de instrucción del caso sobre la enorme filtración de documentos que el pasado mes de mayo destapó todo tipo de intrigas y maquinaciones en la cuna de la Iglesia católica.
La decisión del juez, que fue publicada junto al sumario del fiscal Nicola Picardi, confirma el protagonismo de Gabriele, que podría enfrentarse a una condena de hasta seis años de cárcel al final del juicio que comenzará en otoño. “Todavía no sabemos cuándo”, detalló el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi. “Hasta el 20 de agosto el tribunal permanecerá cerrado y solo después los magistrados fijarán la primera vista”, precisó el jesuita.
El hombre de confianza del Papa, de 46 años, casado, padre de tres hijos y bajo arresto domiciliario desde el 21 de julio, está oficialmente acusado de haber sustraído del despacho de su superior jerárquico, el secretario de Ratzinger, monseñor Georg Gänswein, numerosos mensajes, cartas y correos secretos. Durante el registro de su piso, situado en el territorio de la Ciudad del Vaticano, la policía del pequeño Estado encontró fotocopias de varios documentos y también algunos objetos del Papa, como una pepita que parece de oro y una edición del siglo XVI de La Eneida. La policía halló asimismo un cheque, por valor de 100.000 euros, que la Universidad Católica de San Antonio, ubicada en Guadalupe en Murcia, firmó para el Papa el 26 de marzo de este año.
El Vaticano, incapaz de frenar la hemorragia de escándalos
Estos hallazgos fueron suficientes para decretar la detención inmediata, el pasado 23 de mayo, del hasta entonces fiel colaborador del Pontífice. Desde aquella fecha, el mayordomo ha sido interrogado tres veces y, al parecer, ha colaborado con las investigaciones. Él mismo confesó haber entrado en contacto con el periodista GianluigiNuzzi para pasarle material sensible sobre la corte vaticana. Se trata de un material que Nuzzi recopiló en su ensayo SuaSantità, que llegó a las librerías italianas cuatro días antes de las pesquisas en casa de Gabriele.
El camarero, que desde el año 2006 logró la confianza de Ratzinger, declaró sentirse “invadido por el Espíritu Santo”, que le animaba a poner orden en el Vaticano. Por este detalle, que está incluido en sus confesiones, los investigadores pidieron que Paoletto fuera sometido a un examen psiquiátrico. El resultado fue que Gabriele está sano mentalmente y, por tanto, podía ser imputado.
El auto que decreta la apertura de juicio contra los dos laicos significa el cierre parcial de la fase de instrucción. “Parcial significa que queda mucho por investigar”, subrayó Lombardi, que dio a entender que la acusación por el delito de robo podría acompañarse de otra por difusión de secretos: “De momento los investigadores pensaron dejar claro que fue él quien sustrajo ilícitamente los archivos. Pero sus mismas confesiones van más allá”, apostilló.
Del sumario sobresale también que Sciarpelletti mantuvo solo “un papel marginal”. Esta circunstancia explica que fuera arrestado el 25 de mayo sin que la noticia trascendiera hasta ayer. Pero enseguida fue puesto en libertad provisional. En las 35 páginas que recogen las conclusiones del fiscal aparecen muchas más personas a las que se cita con letras del alfabeto. “Allí está el punto de mayor interés”, comenta AlessandroSpeciale, corresponsal en la ciudad vaticana de la agencia Religion News Service. “Por fin aparece negro sobre blanco”, añade Speciale, “lo que todos sospechábamos: hay más personas implicadas. Los magistrados interrogaron a dos docenas de personas informadas sobre los hechos. Lo más probable es que alguien acabe siendo investigado”. Se trata de una hipótesis que parece barajar también el portavoz de la Santa Sede, que en una larga rueda de prensa explicó el informe: “No creemos haber terminado el trabajo. La investigación sigue abierta con respecto a otras personas”.
Benedicto XVI sigue la investigación, que hace temblar con sacudidas muy terrenales su Santa Sede al otro lado del río Tíber, desde la residencia estival de Castelgandolfo, a las afueras de Roma. El 27 de julio convocó a la comisión cardenalicia, presidida por el español Julián Herranz, que está llevando a cabo una investigación interna, como desarrollaría una comisión parlamentaria en un Estado normal,  a los magistrados; a su secretario, Georg Gänswein; y al comandante de la Gendarmería, DomenicoGiani, para informarse. En aquella reunión Ratzinger animó a los investigadores a proseguir su labor “con diligencia” para llegar a la verdad.
Los hitos del escándalo estallaron en febrero pasado con la filtración de documentos secretos. Así los dimos a conocer en febrero de 2012, cuando las filtraciones a varios medios italianos de documentos secretos, desde cartas a un supuesto complot para matar a Benedicto XVI, conmocionan al Vaticano. Los documentos filtrados ponen al descubierto las luchas de poder dentro de la Curia. El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, admite que la Iglesia está sufriendo su propio Vaticanleaks. El diario L'Osservatore Romano describe al Papa como “un pastor rodeado de lobos”.
El 23 de mayo, cae el “topo del Vaticano”. Las investigaciones capitaneadas por el cardenal español Julián Herranz llevan hasta Paolo Gabriele, de 46 años, ayudante de cámara del Papa y una de las personas de su máxima confianza. Gabriele, un hombre muy devoto, casado y con tres hijos, presta declaración ante Nicola Picardi, fiscal general del Vaticano. La gendarmería halla en su casa “cajas repletas de documentos y los medios necesarios” para reproducirlos.
El 27 de mayo. Paolo Gabriele designa a dos abogados. La gendarmería vaticana investiga sus cuentas bancarias, busca cómplices e intenta averiguar el móvil de las filtraciones. La hipótesis dominante es que se trata de desacreditar al secretario de Estado, Tarsicio Bertone, amigo y mano derecha del Papa, dentro de la lucha por la sucesión. En las cartas y documentos difundidos, Bertone aparece como un hombre ambicioso y todopoderoso, cada vez más alejado de Benedicto XVI y que hace y deshace a su antojo.
El 3 de junio. La detención de Gabriele no pone fin a las filtraciones. El diario italiano La Repubblica, vaya coincidencia,  publica otras tres cartas. El anónimo remitente acusa a Bertone y a Georg Gänswein, secretario personal de Benedicto XVI, de ser los “verdaderos responsables” de las fugas de información, y dice que Gabriele es un chivo expiatorio. Los rumores se acumulan en la prensa italiana. El Papa lamenta el trato que el caso recibe en los medios, que “amplifican deducciones gratuitas” y dañan la imagen de la Santa Sede. También se pronuncia días más tarde el cardenal Tarsicio Bertone, que acusa a los periodistas de ser los responsables del clima de “mezquindad, mentiras y calumnias”. “Se inventan fábulas y leyendas”, dice Bertone.
21 de julio. El juez de instrucción, Piero Bonnet, ordena que Paolo Gabriele pase a arresto domiciliario. Además, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, anuncia que la comisión cardenalicia nombrada por Benedicto XVI para investigar el asunto, ya ha entregado su informe al Papa.
13 de agosto. El juez Piero Bonet ordena el procesamiento de Paolo Gabriele por el robo con agravantes de documentos secretos de la Santa Sede. El magistrado pide que también sea juzgado Claudio Sciarpelletti, un programador informático de 48 años empleado en la Secretaría de Estado de la Santa Sede. El informático supuestamente ayudó a Gabriele en el tráfico de documentos. Estas son las principales novedades que cierran la fase de instrucción del caso de la enorme filtración de documentos en el Vaticano. FUENTE EL LIBERTADOR

Author: HONDURAS UN PUEBLO UNIDO

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