Pedro Serrano García
Ante la aspiración ciudadana de refundar el Estado de Honduras, todos debemos participar con ideas que sirvan de luz para construir una sociedad justa. Por si sirven de algo, pongo a disposición de la ciudadanía algunos sencillos pensamientos.
Tendencias humana
Las inclinaciones del ser humano, unas son buenas y otras nocivas; unas son complementarias y otras contradictorias. Entre las tendencias contradictorias, destacan: la codicia (nociva) y la generosidad (buena). Según la inclinación mayoritaria de una comunidad, bien a la codicia o bien a la generosidad, será el sistema político-económico que prevalezca.
Sistema capitalista
Es evidente que si prevalece la codicia en la mayoría ciudadana de una nación habrá: Economía capitalista, donde los ricos abusan de los pobres. Sociedad clasista, por la que los dueños del capital marginan a los trabajadores productores. Democracia formal, donde imperan los privilegios de la oligarquía, contra los derechos de los trabajadores. Partidos políticos burgueses, encargados de mantener la injusticia. Eso llevará a una Cultura de la muerte, donde abunda la explotación la opresión y la represión.
Sistema Humanista
Pero si en la nación prevalece la generosidad, tendremos: Economía humanista, donde se reparten y comparten los bienes entre los ciudadanos. Sociedad igualitaria, sobresaliendo en la ciudadanía las características de servicio y hermandad. Democracia solidaria, que protege las libertades y derechos de todos, especialmente de los más oprimidos. Movimientos políticos populares, encargados de promover justicia, igualdad y libertad. Cultura de la vida, por la que los ciudadanos gozan de bienestar, seguridad, abundancia y paz.
El Estado moderno
En un Sistema humanista, se establecerá: A) El Estado laico (respetuoso con todas las religiones
siempre que no sean contrarias al bien común), no laicista (donde se niega o coarta la religión), ni confesional (donde se impone al Estado y a la sociedad la moral y las costumbres de la religión dominante). B) La sociedad plural, a los niveles políticos, filosóficos, culturales y religiosos.
Asimismo, en un Sistema humanista, el Estado ha de amparar y proteger a las diversas confesiones religiosas, evitando privilegiar a una determinada denominación sobre las demás. Las Confesiones religiosas gozarán, al igual que otras instituciones políticas, sociales o culturales, de las libertades de pensamiento, expresión, reunión y asociación; así como los derechos humanos generales y específicos.
El Cristianismo
Las confesiones religiosas han de procurar mantener la ayuda mutua, la paz fraterna y la buena vecindad entre ellas. El ecumenismo y la interreligiosidad, son verdaderos principios modernos por los que se ha de regir las religiones. Ello evitará confrontaciones esterilizantes entre ellas; al mismo tiempo que, unidas, colaboren al bien común de la sociedad y eviten la explotación del hombre contra el hombre.
Las iglesias: Católica, protestantes y evangélicas, deberían comprometerse más intensamente en la denuncia profética de la corrupción, la explotación y la opresión que padecen los sectores populares. Al mismo tiempo, las iglesias cristianas, necesitan una renovación, por la que abandones sus ideologías conservadoras, asuman la cultura moderna y opten por los movimientos emancipadores de la sociedad.
Hay que acabar con el escándalo que dan las Iglesias en Latinoamérica al apoyar dictaduras, oligarquías, golpistas y Estados capitalistas. Estimo contraria al Evangelio, la fidelidad a sus respectivas espiritualidades y liturgias, sino van acompañadas de una entrega generosa a la causa de los pobres, tanto en ayuda humanitaria como en reforma estructural.
Tendencias humana
Las inclinaciones del ser humano, unas son buenas y otras nocivas; unas son complementarias y otras contradictorias. Entre las tendencias contradictorias, destacan: la codicia (nociva) y la generosidad (buena). Según la inclinación mayoritaria de una comunidad, bien a la codicia o bien a la generosidad, será el sistema político-económico que prevalezca.
Sistema capitalista
Es evidente que si prevalece la codicia en la mayoría ciudadana de una nación habrá: Economía capitalista, donde los ricos abusan de los pobres. Sociedad clasista, por la que los dueños del capital marginan a los trabajadores productores. Democracia formal, donde imperan los privilegios de la oligarquía, contra los derechos de los trabajadores. Partidos políticos burgueses, encargados de mantener la injusticia. Eso llevará a una Cultura de la muerte, donde abunda la explotación la opresión y la represión.
Sistema Humanista
Pero si en la nación prevalece la generosidad, tendremos: Economía humanista, donde se reparten y comparten los bienes entre los ciudadanos. Sociedad igualitaria, sobresaliendo en la ciudadanía las características de servicio y hermandad. Democracia solidaria, que protege las libertades y derechos de todos, especialmente de los más oprimidos. Movimientos políticos populares, encargados de promover justicia, igualdad y libertad. Cultura de la vida, por la que los ciudadanos gozan de bienestar, seguridad, abundancia y paz.
El Estado moderno
En un Sistema humanista, se establecerá: A) El Estado laico (respetuoso con todas las religiones
siempre que no sean contrarias al bien común), no laicista (donde se niega o coarta la religión), ni confesional (donde se impone al Estado y a la sociedad la moral y las costumbres de la religión dominante). B) La sociedad plural, a los niveles políticos, filosóficos, culturales y religiosos.
Asimismo, en un Sistema humanista, el Estado ha de amparar y proteger a las diversas confesiones religiosas, evitando privilegiar a una determinada denominación sobre las demás. Las Confesiones religiosas gozarán, al igual que otras instituciones políticas, sociales o culturales, de las libertades de pensamiento, expresión, reunión y asociación; así como los derechos humanos generales y específicos.
El Cristianismo
Las confesiones religiosas han de procurar mantener la ayuda mutua, la paz fraterna y la buena vecindad entre ellas. El ecumenismo y la interreligiosidad, son verdaderos principios modernos por los que se ha de regir las religiones. Ello evitará confrontaciones esterilizantes entre ellas; al mismo tiempo que, unidas, colaboren al bien común de la sociedad y eviten la explotación del hombre contra el hombre.
Las iglesias: Católica, protestantes y evangélicas, deberían comprometerse más intensamente en la denuncia profética de la corrupción, la explotación y la opresión que padecen los sectores populares. Al mismo tiempo, las iglesias cristianas, necesitan una renovación, por la que abandones sus ideologías conservadoras, asuman la cultura moderna y opten por los movimientos emancipadores de la sociedad.
Hay que acabar con el escándalo que dan las Iglesias en Latinoamérica al apoyar dictaduras, oligarquías, golpistas y Estados capitalistas. Estimo contraria al Evangelio, la fidelidad a sus respectivas espiritualidades y liturgias, sino van acompañadas de una entrega generosa a la causa de los pobres, tanto en ayuda humanitaria como en reforma estructural.