Reflexiones de Fidel, Especiales, Fidel Castro Ruz
La OTAN, la guerra, la mentira y los negocios
10 Marzo 2011
Como algunos conocen, en septiembre de 1969, Muammar al-Gaddafi, un militar
árabe beduino de peculiar carácter e inspirado en las ideas del líder egipcio
Gamal Abdel Nasser, promovió en el seno de las Fuerzas Armadas un movimiento que
derrocó al Rey Idris I de Libia, un país desértico casi en su totalidad y de
escasa población, situado al norte de África, entre Túnez y Egipto.
Los importantes y valiosos recursos energéticos de Libia fueron descubriéndose
progresivamente.
Nacido en el seno de una familia de la tribu beduina de pastores nómadas del
desierto, en la región de Trípoli, Gaddafi era profundamente anticolonialista.
Se asegura que un abuelo paterno murió luchando contra los invasores italianos
cuando Libia fue invadida por éstos en 1911. El régimen colonial y el fascismo
cambiaron la vida de todos. Se dice, igualmente, que el padre sufrió prisión
antes de ganarse el pan como obrero industrial.
Incluso, los adversarios de Gaddafi aseguran que se destacó por su inteligencia
como estudiante; fue expulsado del liceo por sus actividades antimonárquicas.
Logró matricularse en otro liceo y después graduarse en leyes en la Universidad
de Bengasi a los 21 años. Ingresa después en el Colegio Militar de Bengasi donde
creó lo que se denominó el Movimiento Secreto Unionista de Oficiales Libres,
concluyendo posteriormente sus estudios en una academia militar británica.
Estos antecedentes explican la notable influencia que ejerció después en Libia y
en otros líderes políticos, estén hoy a favor o en contra de Gaddafi.
Había iniciado su vida política con hechos incuestionablemente revolucionarios.
En marzo de 1970, tras manifestaciones masivas nacionalistas, logró la
evacuación de los soldados británicos del país y, en junio, Estados Unidos
desalojó la gran base aérea cerca de Trípoli , entregada a instructores
militares egipcios, país aliado a Libia.
En 1970, varias compañías petroleras occidentales y sociedades bancarias con
participación de capitales extranjeros fueron afectadas por la Revolución. A
fines de 1971, la famosa British Petroleum corrió la misma suerte. En el área
agropecuaria todos los bienes italianos fueron confiscados, los colonos y sus
descendientes expulsados de Libia.
La intervención estatal se orientó al control de las grandes empresas. La
producción de ese país pasó a disfrutar de uno de los niveles más altos del
mundo árabe. Se prohibió el juego y el consumo de alcohol. El estatus jurídico
de la mujer, tradicionalmente limitado, fue elevado.
El líder libio se enfrascó en teorías extremistas que se oponían tanto al
comunismo como al capitalismo. Fue una etapa en la que Gaddafi se dedicó a la
teorización, que no tiene sentido incluir en este análisis, aunque sí señalar
que en el artículo primero de la Proclama Constitucional de 1969 se establecía
el carácter “Socialista” de la Jamahiriya Árabe Libia Popular.
Lo que deseo enfatizar es que a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN nunca le
interesaron los derechos humanos.
La olla de grillos que tuvo lugar en el Consejo de Seguridad, en la reunión del
Consejo de Derechos Humanos con sede en Ginebra, y en la Asamblea General de la
ONU en Nueva York, fue puro teatro.
Comprendo perfectamente las reacciones de los líderes políticos envueltos en
tantas contradicciones y estériles debates, dada la urdimbre de intereses y
problemas que deben atender.
Todos sabemos muy bien que el carácter de miembro permanente, el poder de veto,
la posesión de armas nucleares, y no pocas instituciones son fuentes de
privilegios e intereses impuestos por la fuerza a la humanidad. Se puede estar o
no de acuerdo con muchas de ellas, pero jamás aceptarlas como medidas justas o
éticas.
El imperio pretende ahora hacer girar los acontecimientos en torno a lo que hizo
o no Gaddafi, porque necesita intervenir militarmente en Libia y golpear la ola
revolucionaria desatada en el mundo árabe. Hasta ahora no se decía una palabra,
se guardaba silencio y se hacían negocios.
Promovida la latente rebeldía libia por los órganos de inteligencia yanki, o por
los errores del propio Gaddafi, es importante que los pueblos no se dejen
engañar, ya que muy pronto la opinión mundial tendrá suficientes elementos para
saber a qué atenerse.
A mi juicio, y así lo expresé desde el primer momento, había que denunciar los
planes de la belicosa OTAN.
Libia, igual que muchos países del Tercer Mundo, es miembro del Movimiento de
Países No Alineados, del Grupo de los 77 y otras organizaciones internacionales,
a través de las cuales se establecen relaciones independientemente de su sistema
económico y social.
A grandes rasgos: la Revolución en Cuba, inspirada en principios
Marxistas-Leninistas y Martianos, había triunfado en 1959 a 90 millas de Estados
Unidos, que nos impuso la Enmienda Platt y era propietario de la economía de
nuestro país.
Casi de inmediato, el imperio promovió contra nuestro pueblo la guerra sucia,
las bandas contrarrevolucionarias, el criminal bloqueo económico, y la invasión
mercenaria de Girón, custodiada por un portaaviones y su infantería de marina
lista para desembarcar si la fuerza mercenaria obtenía determinados objetivos.
Apenas año y medio después nos amenazó con el poderío de su arsenal nuclear. Una
guerra de ese carácter estuvo a punto de estallar.
Todos los países latinoamericanos, con la excepción de México, participaron del
criminal bloqueo que todavía perdura, sin que nuestro país jamás se rindiera. Es
importante recordarlo para los que carecen de memoria histórica.
En enero de 1986, esgrimiendo la idea de que Libia estaba detrás del llamado
terrorismo revolucionario, Reagan ordenó romper relaciones económicas y
comerciales con ese país.
En marzo, una fuerza de portaaviones en el Golfo de Sirte, dentro de aguas
consideradas nacionales por Libia, desató ataques que ocasionaron la destrucción
de varias unidades navales provistas de lanzamisiles y de sistemas de radares de
costa que ese país había adquirido en la URSS.
El 5 de abril, una discoteca en Berlín Occidental, frecuentada por soldados de
Estados Unidos, fue víctima de explosivos plásticos, en el que tres personas
murieron, dos de ellas militares norteamericanos y muchos fueron heridos.
Reagan acusó a Gaddafi y ordenó a la Fuerza Aérea que diera respuesta. Tres
escuadrones despegaron de los portaaviones de la VI Flota y bases en el Reino
Unido, atacaron con misiles y bombas siete objetivos militares en Trípoli y
Bengasi. Alrededor de 40 personas murieron, 15 de ellas civiles. Advertido del
avance de los bombarderos, Gaddafi reunió la familia y estaba abandonando su
residencia ubicada en el complejo militar de Bab Al Aziziya, al sur de la
capital. No había concluido la evacuación cuando un misil impactó directamente
en la residencia, su hija Hanna murió y otros dos hijos resultaron heridos. El
hecho recibió un amplio rechazo; la Asamblea General de la ONU aprobó una
resolución de condena por violación de la Carta de la ONU y el Derecho
Internacional. Igual hizo en términos enérgicos el Movimiento de Países No
Alineados, la Liga Árabe y la OUA.
El 21 de diciembre de 1988, un Boeing 747 de la compañía Pan Am que volaba de
Londres a Nueva York se desintegró en pleno vuelo por el estallido de una bomba,
los restos cayeron sobre la localidad de Lockerbie, y la tragedia costó 270
vidas de 21 nacionalidades.
En un principio el Gobierno de Estados Unidos sospechó de Irán, como represalia
por la muerte de 290 personas por el derribo de un Airbus de su línea estatal.
Las investigaciones, según los yankis, implicaban dos agentes de la inteligencia
Libia. Imputaciones similares contra Libia se hicieron por un avión de la
aerolínea francesa en ruta Brazzaville-N’Djamena-Paris, implicando a
funcionarios libios que Gaddafi rechazó extraditar por hechos que negó
categóricamente.
Una leyenda tenebrosa se fabricó contra él con la participación de Reagan y Bush
padre.
Desde 1975 hasta la etapa final del gobierno de Reagan, Cuba se había consagrado
a sus deberes internacionalistas en Angola y otros países de África. Conocíamos
de los conflictos que se desarrollaron en Libia o en torno a ella por lecturas y
testimonios de personas muy vinculadas a ese país y al mundo árabe, así como por
las impresiones que guardamos de numerosas personalidades de distintos países
con los que tuvimos contactos en aquellos años.
Muchos conocidos líderes africanos con los que Gaddafi mantenía relaciones
estrechas se esforzaron por buscar soluciones a las tensas relaciones entre
Libia y el Reino Unido.
El Consejo de Seguridad le había impuesto sanciones a Libia que comenzaron a
superarse cuando Gaddafi aceptó someter a juicio, con determinadas condiciones,
a los dos acusados por el avión que estalló sobre Escocia.
Delegaciones libias comenzaron a ser invitadas a reuniones intereuropeas. En
julio de 1999 Londres inició el restablecimiento de relaciones diplomáticas
plenas con Libia, después de algunas concesiones adicionales.
En septiembre de ese año, los ministros de la Unión Europea aceptaron revocar
las medidas restrictivas al comercio tomadas en 1992.
El 2 de diciembre, Massimo D’Alema, primer ministro italiano, realizó la primera
visita de un jefe de gobierno europeo a Libia.
Desaparecida la URSS y el campo socialista de Europa, Gaddafi decidió aceptar
las demandas de Estados Unidos y la OTAN.
Cuando visité Libia en mayo de 2001, me exhibió las ruinas del traidor ataque
con que Reagan asesinó a su hija, y estuvo a punto de exterminar a toda la
familia.
A inicios del 2002, el Departamento de Estado informó que estaban en curso
conversaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Libia.
En mayo se había vuelto a incluir a Libia en la lista de Estados patrocinadores
del terrorismo, aunque, en enero, el presidente George W. Bush no había
mencionado al país africano en su célebre discurso sobre los integrantes del
“eje del mal”.
Al iniciarse el año 2003, en virtud del acuerdo económico sobre indemnizaciones
alcanzado entre Libia y los países demandantes, Reino Unido y Francia, el
Consejo de Seguridad de la ONU levantó las sanciones de 1992 contra Libia.
Antes de finalizar el 2003, Bush y Tony Blair informaron de un acuerdo con
Libia, país que había entregado a expertos de inteligencia del Reino Unido y
Washington documentación de los programas no convencionales de armas, así como
misiles balísticos con un alcance superior a 300 kilómetros. Funcionarios de
ambos países ya habían visitado diversas instalaciones. Era el fruto de muchos
meses de conversaciones entre Trípoli y Washington, como reveló el propio Bush.
Gaddafi cumplió sus promesas de desarme. En pocos meses Libia entregó las cinco
unidades de misiles Scud-C con un alcance de 800 kilómetros y los cientos de
Scud-B, cuyo alcance sobrepasaba los 300 kilómetros en misiles defensivos de
corto alcance.
A partir de octubre de 2002 se inició el maratón de visitas a Trípoli:
Berlusconi, en octubre de 2002; José María Aznar, en septiembre de 2003;
Berlusconi de nuevo en febrero, agosto y octubre de 2004; Blair, en marzo de
2004; el alemán Schröeder, en octubre de ese año; Jacques Chirac, en noviembre
de 2004. Todo el mundo feliz. Poderoso caballero es don dinero.
Gaddafi recorrió triunfalmente Europa. Fue recibido en Bruselas en abril de 2004
por Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea; en agosto de ese año el
líder libio invitó a Bush a visitar su país; Exxon Mobil, Chevron Texaco y
Conoco Philips ultimaban la reanudación de la extracción de crudo a través de
joint ventures.
En mayo de 2006, Estados Unidos anunció la retirada de Libia de la lista de
países terroristas y el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas.
En 2006 y 2007, Francia y Estados Unidos suscribieron acuerdos de cooperación
nuclear con fines pacíficos; en mayo de 2007, Blair volvió a visitar a Gaddafi
en Sirte. British Petroleum firmó un contrato “enormemente importante” según se
declaró para la exploración de yacimientos de gas.
En diciembre de 2007, Gaddafi realizó dos visitas a Francia y firmó contratos de
equipamientos militares y civiles por valor de 10 000 millones de euros; y a
España, donde se entrevistó con el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez
Zapatero. Contratos millonarios se suscribieron con importantes países de la
OTAN.
¿Qué es lo que ahora ha originado la retirada precipitada de las embajadas de
Estados Unidos y los demás miembros de la OTAN?
Todo resulta sumamente extraño.
George W. Bush, el padre de la estúpida guerra antiterrorista, declaró el 20 de
septiembre de 2001 a los cadetes de West Point “Nuestra seguridad requerirá
[...] la fuerza militar que ustedes dirigirán, una fuerza que debe estar lista
para atacar inmediatamente en cualquier oscuro rincón del mundo. Y nuestra
seguridad requerirá que estemos listos para el ataque preventivo cuando sea
necesario defender nuestra libertad y [...] nuestra vidas.”
“Debemos descubrir células terroristas en 60 países o más [...] Junto a nuestros
amigos y aliados, debemos oponernos a la proliferación y afrontar a los
regímenes que patrocinan el terrorismo, según requiera cada caso.”
¿Qué pensará Obama de ese discurso?
¿Qué sanciones impondrá el Consejo de Seguridad a los que mataron más de un
millón de civiles en Irak y a los que todos los días asesinan hombres mujeres y
niños en Afganistán, donde en días recientes la población enardecida se lanzó a
las calles a protestar contra la matanza de niños inocentes?
Un despacho de la AFP procedente de Kabul, fechado hoy 9 de marzo, rebela que:
“El año pasado fue el más letal para los civiles en nueve años de guerra entre
los talibanes y las fuerzas internacionales en Afganistán, con casi 2.800
muertos, un 15% mas que en 2009, indicó el miércoles un informe de la ONU, que
subraya el costo humano del conflicto para la población.”
“…la insurrección de los talibanes se intensificó y ganó terreno en estos
últimos años, con acciones de guerrilla más allá de sus bastiones tradicionales
del sur y del este.”
“Con 2 777 exactamente, el número de civiles muertos en 2010 aumentó en 15% con
respecto a 2009, indica el informe anual conjunto de la Misión de Asistencia de
las Naciones Unidas en Afganistán…”
“El presidente Barack Obama expresó el 3 de marzo su “profundo pesar” al pueblo
afgano por los nueve niños muertos, y también lo hicieron el general
estadounidense David Petraeus, comandante en jefe de la ISAF, y el secretario de
Defensa, Robert Gates.”
“…el reporte de la UNAMA destaca que el número de civiles muertos en 2010 es
cuatro veces superior a los soldados de las fuerzas internacionales caídos en
combate en ese mismo año.
“El año 2010 ha sido, de lejos, el año más mortífero para los soldados
extranjeros en nueve años de guerra, con 711 muertos, confirmando que la
guerrilla de los talibanes se intensificó pese al envío de 30.000 soldados
estadounidenses de refuerzo el año pasado.”
Durante 10 días, en Ginebra y en Naciones Unidas, se pronunciaron más de 150
discursos sobre violaciones de los derechos humanos que fueron repetidos
millones de veces por televisión, radio, Internet y la prensa escrita.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, en su
intervención del pasado 1º de marzo de 2011 ante los Ministros de Relaciones
Exteriores reunidos en Ginebra, expresó:
“La conciencia humana rechaza la muerte de personas inocentes en cualquier
circunstancia y lugar. Cuba comparte plenamente la preocupación mundial por las
pérdidas de vidas de civiles en Libia y desea que su pueblo alcance una solución
pacífica y soberana a la guerra civil que allí ocurre, sin ninguna injerencia
extranjera, y que garantice la integridad de esa nación.”
Algunos de los párrafos finales de su intervención fueron lapidarios:
“Si el derecho humano esencial es el derecho a la vida, ¿estará listo el Consejo
para suspender la membresía de los Estados que desaten una guerra?”
“¿Suspenderá a los Estados que financien y suministren ayuda militar empleada
por el Estado receptor en violaciones masivas, flagrantes y sistemáticas de los
derechos humanos y en ataques contra la población civil, como las que ocurren en
Palestina?
“¿Aplicará esa medida contra países poderosos que realicen ejecuciones
extrajudiciales en territorio de otros Estados con empleo de alta tecnología,
como municiones inteligentes y aviones no tripulados?
“¿Qué ocurrirá con Estados que acepten en sus territorios cárceles ilegales
secretas, faciliten el tránsito de vuelos secretos con personas secuestradas o
participen de actos de tortura?”
Compartimos plenamente la valiente posición del líder bolivariano Hugo Chávez y
el ALBA.
Estamos contra la guerra interna en Libia, a favor de la paz inmediata y el
respeto pleno a la vida y los derechos de todos los ciudadanos, sin intervención
extranjera, que solo serviría a la prolongación del conflicto y los intereses de
la OTAN.
Fidel Castro Ruz
Marzo 9 de 2011
9 y 35 p.m. CORTESIA DE VOS ELSOBERANO
La OTAN, la guerra, la mentira y los negocios
10 Marzo 2011
Como algunos conocen, en septiembre de 1969, Muammar al-Gaddafi, un militar
árabe beduino de peculiar carácter e inspirado en las ideas del líder egipcio
Gamal Abdel Nasser, promovió en el seno de las Fuerzas Armadas un movimiento que
derrocó al Rey Idris I de Libia, un país desértico casi en su totalidad y de
escasa población, situado al norte de África, entre Túnez y Egipto.
Los importantes y valiosos recursos energéticos de Libia fueron descubriéndose
progresivamente.
Nacido en el seno de una familia de la tribu beduina de pastores nómadas del
desierto, en la región de Trípoli, Gaddafi era profundamente anticolonialista.
Se asegura que un abuelo paterno murió luchando contra los invasores italianos
cuando Libia fue invadida por éstos en 1911. El régimen colonial y el fascismo
cambiaron la vida de todos. Se dice, igualmente, que el padre sufrió prisión
antes de ganarse el pan como obrero industrial.
Incluso, los adversarios de Gaddafi aseguran que se destacó por su inteligencia
como estudiante; fue expulsado del liceo por sus actividades antimonárquicas.
Logró matricularse en otro liceo y después graduarse en leyes en la Universidad
de Bengasi a los 21 años. Ingresa después en el Colegio Militar de Bengasi donde
creó lo que se denominó el Movimiento Secreto Unionista de Oficiales Libres,
concluyendo posteriormente sus estudios en una academia militar británica.
Estos antecedentes explican la notable influencia que ejerció después en Libia y
en otros líderes políticos, estén hoy a favor o en contra de Gaddafi.
Había iniciado su vida política con hechos incuestionablemente revolucionarios.
En marzo de 1970, tras manifestaciones masivas nacionalistas, logró la
evacuación de los soldados británicos del país y, en junio, Estados Unidos
desalojó la gran base aérea cerca de Trípoli , entregada a instructores
militares egipcios, país aliado a Libia.
En 1970, varias compañías petroleras occidentales y sociedades bancarias con
participación de capitales extranjeros fueron afectadas por la Revolución. A
fines de 1971, la famosa British Petroleum corrió la misma suerte. En el área
agropecuaria todos los bienes italianos fueron confiscados, los colonos y sus
descendientes expulsados de Libia.
La intervención estatal se orientó al control de las grandes empresas. La
producción de ese país pasó a disfrutar de uno de los niveles más altos del
mundo árabe. Se prohibió el juego y el consumo de alcohol. El estatus jurídico
de la mujer, tradicionalmente limitado, fue elevado.
El líder libio se enfrascó en teorías extremistas que se oponían tanto al
comunismo como al capitalismo. Fue una etapa en la que Gaddafi se dedicó a la
teorización, que no tiene sentido incluir en este análisis, aunque sí señalar
que en el artículo primero de la Proclama Constitucional de 1969 se establecía
el carácter “Socialista” de la Jamahiriya Árabe Libia Popular.
Lo que deseo enfatizar es que a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN nunca le
interesaron los derechos humanos.
La olla de grillos que tuvo lugar en el Consejo de Seguridad, en la reunión del
Consejo de Derechos Humanos con sede en Ginebra, y en la Asamblea General de la
ONU en Nueva York, fue puro teatro.
Comprendo perfectamente las reacciones de los líderes políticos envueltos en
tantas contradicciones y estériles debates, dada la urdimbre de intereses y
problemas que deben atender.
Todos sabemos muy bien que el carácter de miembro permanente, el poder de veto,
la posesión de armas nucleares, y no pocas instituciones son fuentes de
privilegios e intereses impuestos por la fuerza a la humanidad. Se puede estar o
no de acuerdo con muchas de ellas, pero jamás aceptarlas como medidas justas o
éticas.
El imperio pretende ahora hacer girar los acontecimientos en torno a lo que hizo
o no Gaddafi, porque necesita intervenir militarmente en Libia y golpear la ola
revolucionaria desatada en el mundo árabe. Hasta ahora no se decía una palabra,
se guardaba silencio y se hacían negocios.
Promovida la latente rebeldía libia por los órganos de inteligencia yanki, o por
los errores del propio Gaddafi, es importante que los pueblos no se dejen
engañar, ya que muy pronto la opinión mundial tendrá suficientes elementos para
saber a qué atenerse.
A mi juicio, y así lo expresé desde el primer momento, había que denunciar los
planes de la belicosa OTAN.
Libia, igual que muchos países del Tercer Mundo, es miembro del Movimiento de
Países No Alineados, del Grupo de los 77 y otras organizaciones internacionales,
a través de las cuales se establecen relaciones independientemente de su sistema
económico y social.
A grandes rasgos: la Revolución en Cuba, inspirada en principios
Marxistas-Leninistas y Martianos, había triunfado en 1959 a 90 millas de Estados
Unidos, que nos impuso la Enmienda Platt y era propietario de la economía de
nuestro país.
Casi de inmediato, el imperio promovió contra nuestro pueblo la guerra sucia,
las bandas contrarrevolucionarias, el criminal bloqueo económico, y la invasión
mercenaria de Girón, custodiada por un portaaviones y su infantería de marina
lista para desembarcar si la fuerza mercenaria obtenía determinados objetivos.
Apenas año y medio después nos amenazó con el poderío de su arsenal nuclear. Una
guerra de ese carácter estuvo a punto de estallar.
Todos los países latinoamericanos, con la excepción de México, participaron del
criminal bloqueo que todavía perdura, sin que nuestro país jamás se rindiera. Es
importante recordarlo para los que carecen de memoria histórica.
En enero de 1986, esgrimiendo la idea de que Libia estaba detrás del llamado
terrorismo revolucionario, Reagan ordenó romper relaciones económicas y
comerciales con ese país.
En marzo, una fuerza de portaaviones en el Golfo de Sirte, dentro de aguas
consideradas nacionales por Libia, desató ataques que ocasionaron la destrucción
de varias unidades navales provistas de lanzamisiles y de sistemas de radares de
costa que ese país había adquirido en la URSS.
El 5 de abril, una discoteca en Berlín Occidental, frecuentada por soldados de
Estados Unidos, fue víctima de explosivos plásticos, en el que tres personas
murieron, dos de ellas militares norteamericanos y muchos fueron heridos.
Reagan acusó a Gaddafi y ordenó a la Fuerza Aérea que diera respuesta. Tres
escuadrones despegaron de los portaaviones de la VI Flota y bases en el Reino
Unido, atacaron con misiles y bombas siete objetivos militares en Trípoli y
Bengasi. Alrededor de 40 personas murieron, 15 de ellas civiles. Advertido del
avance de los bombarderos, Gaddafi reunió la familia y estaba abandonando su
residencia ubicada en el complejo militar de Bab Al Aziziya, al sur de la
capital. No había concluido la evacuación cuando un misil impactó directamente
en la residencia, su hija Hanna murió y otros dos hijos resultaron heridos. El
hecho recibió un amplio rechazo; la Asamblea General de la ONU aprobó una
resolución de condena por violación de la Carta de la ONU y el Derecho
Internacional. Igual hizo en términos enérgicos el Movimiento de Países No
Alineados, la Liga Árabe y la OUA.
El 21 de diciembre de 1988, un Boeing 747 de la compañía Pan Am que volaba de
Londres a Nueva York se desintegró en pleno vuelo por el estallido de una bomba,
los restos cayeron sobre la localidad de Lockerbie, y la tragedia costó 270
vidas de 21 nacionalidades.
En un principio el Gobierno de Estados Unidos sospechó de Irán, como represalia
por la muerte de 290 personas por el derribo de un Airbus de su línea estatal.
Las investigaciones, según los yankis, implicaban dos agentes de la inteligencia
Libia. Imputaciones similares contra Libia se hicieron por un avión de la
aerolínea francesa en ruta Brazzaville-N’Djamena-Paris, implicando a
funcionarios libios que Gaddafi rechazó extraditar por hechos que negó
categóricamente.
Una leyenda tenebrosa se fabricó contra él con la participación de Reagan y Bush
padre.
Desde 1975 hasta la etapa final del gobierno de Reagan, Cuba se había consagrado
a sus deberes internacionalistas en Angola y otros países de África. Conocíamos
de los conflictos que se desarrollaron en Libia o en torno a ella por lecturas y
testimonios de personas muy vinculadas a ese país y al mundo árabe, así como por
las impresiones que guardamos de numerosas personalidades de distintos países
con los que tuvimos contactos en aquellos años.
Muchos conocidos líderes africanos con los que Gaddafi mantenía relaciones
estrechas se esforzaron por buscar soluciones a las tensas relaciones entre
Libia y el Reino Unido.
El Consejo de Seguridad le había impuesto sanciones a Libia que comenzaron a
superarse cuando Gaddafi aceptó someter a juicio, con determinadas condiciones,
a los dos acusados por el avión que estalló sobre Escocia.
Delegaciones libias comenzaron a ser invitadas a reuniones intereuropeas. En
julio de 1999 Londres inició el restablecimiento de relaciones diplomáticas
plenas con Libia, después de algunas concesiones adicionales.
En septiembre de ese año, los ministros de la Unión Europea aceptaron revocar
las medidas restrictivas al comercio tomadas en 1992.
El 2 de diciembre, Massimo D’Alema, primer ministro italiano, realizó la primera
visita de un jefe de gobierno europeo a Libia.
Desaparecida la URSS y el campo socialista de Europa, Gaddafi decidió aceptar
las demandas de Estados Unidos y la OTAN.
Cuando visité Libia en mayo de 2001, me exhibió las ruinas del traidor ataque
con que Reagan asesinó a su hija, y estuvo a punto de exterminar a toda la
familia.
A inicios del 2002, el Departamento de Estado informó que estaban en curso
conversaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Libia.
En mayo se había vuelto a incluir a Libia en la lista de Estados patrocinadores
del terrorismo, aunque, en enero, el presidente George W. Bush no había
mencionado al país africano en su célebre discurso sobre los integrantes del
“eje del mal”.
Al iniciarse el año 2003, en virtud del acuerdo económico sobre indemnizaciones
alcanzado entre Libia y los países demandantes, Reino Unido y Francia, el
Consejo de Seguridad de la ONU levantó las sanciones de 1992 contra Libia.
Antes de finalizar el 2003, Bush y Tony Blair informaron de un acuerdo con
Libia, país que había entregado a expertos de inteligencia del Reino Unido y
Washington documentación de los programas no convencionales de armas, así como
misiles balísticos con un alcance superior a 300 kilómetros. Funcionarios de
ambos países ya habían visitado diversas instalaciones. Era el fruto de muchos
meses de conversaciones entre Trípoli y Washington, como reveló el propio Bush.
Gaddafi cumplió sus promesas de desarme. En pocos meses Libia entregó las cinco
unidades de misiles Scud-C con un alcance de 800 kilómetros y los cientos de
Scud-B, cuyo alcance sobrepasaba los 300 kilómetros en misiles defensivos de
corto alcance.
A partir de octubre de 2002 se inició el maratón de visitas a Trípoli:
Berlusconi, en octubre de 2002; José María Aznar, en septiembre de 2003;
Berlusconi de nuevo en febrero, agosto y octubre de 2004; Blair, en marzo de
2004; el alemán Schröeder, en octubre de ese año; Jacques Chirac, en noviembre
de 2004. Todo el mundo feliz. Poderoso caballero es don dinero.
Gaddafi recorrió triunfalmente Europa. Fue recibido en Bruselas en abril de 2004
por Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea; en agosto de ese año el
líder libio invitó a Bush a visitar su país; Exxon Mobil, Chevron Texaco y
Conoco Philips ultimaban la reanudación de la extracción de crudo a través de
joint ventures.
En mayo de 2006, Estados Unidos anunció la retirada de Libia de la lista de
países terroristas y el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas.
En 2006 y 2007, Francia y Estados Unidos suscribieron acuerdos de cooperación
nuclear con fines pacíficos; en mayo de 2007, Blair volvió a visitar a Gaddafi
en Sirte. British Petroleum firmó un contrato “enormemente importante” según se
declaró para la exploración de yacimientos de gas.
En diciembre de 2007, Gaddafi realizó dos visitas a Francia y firmó contratos de
equipamientos militares y civiles por valor de 10 000 millones de euros; y a
España, donde se entrevistó con el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez
Zapatero. Contratos millonarios se suscribieron con importantes países de la
OTAN.
¿Qué es lo que ahora ha originado la retirada precipitada de las embajadas de
Estados Unidos y los demás miembros de la OTAN?
Todo resulta sumamente extraño.
George W. Bush, el padre de la estúpida guerra antiterrorista, declaró el 20 de
septiembre de 2001 a los cadetes de West Point “Nuestra seguridad requerirá
[...] la fuerza militar que ustedes dirigirán, una fuerza que debe estar lista
para atacar inmediatamente en cualquier oscuro rincón del mundo. Y nuestra
seguridad requerirá que estemos listos para el ataque preventivo cuando sea
necesario defender nuestra libertad y [...] nuestra vidas.”
“Debemos descubrir células terroristas en 60 países o más [...] Junto a nuestros
amigos y aliados, debemos oponernos a la proliferación y afrontar a los
regímenes que patrocinan el terrorismo, según requiera cada caso.”
¿Qué pensará Obama de ese discurso?
¿Qué sanciones impondrá el Consejo de Seguridad a los que mataron más de un
millón de civiles en Irak y a los que todos los días asesinan hombres mujeres y
niños en Afganistán, donde en días recientes la población enardecida se lanzó a
las calles a protestar contra la matanza de niños inocentes?
Un despacho de la AFP procedente de Kabul, fechado hoy 9 de marzo, rebela que:
“El año pasado fue el más letal para los civiles en nueve años de guerra entre
los talibanes y las fuerzas internacionales en Afganistán, con casi 2.800
muertos, un 15% mas que en 2009, indicó el miércoles un informe de la ONU, que
subraya el costo humano del conflicto para la población.”
“…la insurrección de los talibanes se intensificó y ganó terreno en estos
últimos años, con acciones de guerrilla más allá de sus bastiones tradicionales
del sur y del este.”
“Con 2 777 exactamente, el número de civiles muertos en 2010 aumentó en 15% con
respecto a 2009, indica el informe anual conjunto de la Misión de Asistencia de
las Naciones Unidas en Afganistán…”
“El presidente Barack Obama expresó el 3 de marzo su “profundo pesar” al pueblo
afgano por los nueve niños muertos, y también lo hicieron el general
estadounidense David Petraeus, comandante en jefe de la ISAF, y el secretario de
Defensa, Robert Gates.”
“…el reporte de la UNAMA destaca que el número de civiles muertos en 2010 es
cuatro veces superior a los soldados de las fuerzas internacionales caídos en
combate en ese mismo año.
“El año 2010 ha sido, de lejos, el año más mortífero para los soldados
extranjeros en nueve años de guerra, con 711 muertos, confirmando que la
guerrilla de los talibanes se intensificó pese al envío de 30.000 soldados
estadounidenses de refuerzo el año pasado.”
Durante 10 días, en Ginebra y en Naciones Unidas, se pronunciaron más de 150
discursos sobre violaciones de los derechos humanos que fueron repetidos
millones de veces por televisión, radio, Internet y la prensa escrita.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, en su
intervención del pasado 1º de marzo de 2011 ante los Ministros de Relaciones
Exteriores reunidos en Ginebra, expresó:
“La conciencia humana rechaza la muerte de personas inocentes en cualquier
circunstancia y lugar. Cuba comparte plenamente la preocupación mundial por las
pérdidas de vidas de civiles en Libia y desea que su pueblo alcance una solución
pacífica y soberana a la guerra civil que allí ocurre, sin ninguna injerencia
extranjera, y que garantice la integridad de esa nación.”
Algunos de los párrafos finales de su intervención fueron lapidarios:
“Si el derecho humano esencial es el derecho a la vida, ¿estará listo el Consejo
para suspender la membresía de los Estados que desaten una guerra?”
“¿Suspenderá a los Estados que financien y suministren ayuda militar empleada
por el Estado receptor en violaciones masivas, flagrantes y sistemáticas de los
derechos humanos y en ataques contra la población civil, como las que ocurren en
Palestina?
“¿Aplicará esa medida contra países poderosos que realicen ejecuciones
extrajudiciales en territorio de otros Estados con empleo de alta tecnología,
como municiones inteligentes y aviones no tripulados?
“¿Qué ocurrirá con Estados que acepten en sus territorios cárceles ilegales
secretas, faciliten el tránsito de vuelos secretos con personas secuestradas o
participen de actos de tortura?”
Compartimos plenamente la valiente posición del líder bolivariano Hugo Chávez y
el ALBA.
Estamos contra la guerra interna en Libia, a favor de la paz inmediata y el
respeto pleno a la vida y los derechos de todos los ciudadanos, sin intervención
extranjera, que solo serviría a la prolongación del conflicto y los intereses de
la OTAN.
Fidel Castro Ruz
Marzo 9 de 2011
9 y 35 p.m. CORTESIA DE VOS ELSOBERANO